Wu-Wei es un concepto de origen taoísta, de remota antigüedad, pues el Tao te King escrito por Lao Tse en el siglo VI antes de Cristo, ya se refiere a él de manera directa en muchos de sus capítulos.
Esta idea nace de la enseñanza extraída de las múltiples observaciones realizadas por muchas generaciones sobre el orden de la naturaleza y el modo de originarse y sucederse todos los fenómenos gracias a la alternancia, los ciclos, el ritmo, la no resistencia, etc.
WU significa: nada. WEI significa: hacer.
Desde WAMAI opinamos que aunque su significado literal induce a entender que no hay que hacer nada, la propuesta real de este concepto invita a no permanecer pasivo, inactivo, perezoso e indiferente ante el acontecer diario, sino obrar con diligencia realizando la acción precisa en el momento oportuno, ni antes ni después.
Wu-Wei y Budo
Desde el siglo X (periodo Kamakura) y tal vez antes, los maestros de artes marciales se inspiraron de algunos conceptos taoístas con la idea de fortalecer el temple de los guerreros y encontrar una mejor estrategia para el combate, y la noción del Wu-Wei no les pasó desapercibida, sabiendo extraer de ella algunos principios tácticos como, por ejemplo: No luchar contra las leyes naturales. No actuar en el momento desfavorable. No encadenarse a la intención de… No implicarse más allá de lo necesario. No obcecarse ni forzar las situaciones. Aceptar la adversidad inevitable, para aminorar sus efectos. Respetar el devenir natural de los procesos o las relaciones. Etc.
Estas pautas que los auténticos “bushis” aplicaban en su proceder diario y que apoyamos en WAMAI, se transmitían de generación en generación, en el seno de las Escuelas de Bu-Jutsu, y así han llegado hasta nuestros días, en los que hay que reconocer que siguen teniendo plena validez y actualidad.
Wu-Wei en nuestra sociedad
La vida actual de cambios bruscos y continuos, de actividad acelerada, de prisas cotidianas, de incertidumbre permanente, de búsqueda de satisfacciones y resultados inmediatos, de rechazar los esfuerzos, de estrés, etc., es una fuente generadora de alteraciones psicosomáticas y conflictos interpersonales por la supervivencia, el éxito, el prestigio, el dinero, etc. en todos los ámbitos del quehacer humano.
Entre todos hemos organizado la sociedad de tal manera que parece imprescindible adoptar desde la adolescencia una actitud competitiva que nos permita lograr las metas personales, ya sea en los estudios, el trabajo, el negocio, el deporte, la política, la literatura, la música, el cine, etc., sencillamente porque se nos ha inculcado la idea de triunfo o miseria, y lógicamente todos queremos triunfar… de aquí nace la competitividad cruda y permanente, que inevitablemente va a generar, tensión, ansiedad, envidia, conflictos, juego sucio, y hasta enfermedades de todo tipo… porque no hay un primer puesto para todos.